25 de noviembre
Día Internacional de la Eliminación de la
Violencia Contra las Mujeres
Violencia Contra las Mujeres
Este día tan importante en el que “casi todos” deseamos que
desaparezca la violencia contra las mujeres, no quiero pasar por alto, un
comentario que el día 22 del presente mes, hace Beatriz Gimeno, en el periódico digital “El
Plural.com”
Yo lo expongo y que cada cual saque sus conclusiones.
Fdo: Juan José Rodríguez Sosa
Repitiendo obviedades
Beatriz Gimeno
22/11/2013
Algunas cosas parecen tan obvias
que da un poco de pudor recordarlas, pero lo cierto es que estamos
viviendo un tiempo tan brutal que lo evidente ha dejado de serlo. Esta semana
no ha sido posible escaparse del video antiaborto que ha publicado Duarte Falcó
y de la Cierva, nada menos. En otro tiempo este video provocaría risa, ahora
provoca un enorme cabreo. Un señorito bodeguero de 19 años decide por su cuenta
implicar a una serie de pijos y pijas infumables en una campaña que quiere
recortar derechos a las mujeres. Hay quien dice que este video no se puede
tomar en serio; es posible. Pero vivimos un tiempo en el que las agresiones a
nuestros derechos básicos son tan salvajes que hasta los pijos descerebrados se
animan a sumarse a la rapiña. Si se lo podemos quitar todo, habrá ¿pensado? ese
Duarte, ¿por qué no voy a participar? Así que él, desde la altura de los
barriles de vino de su padre y de su apellido compuesto, se atreve a opinar
sobre los derechos de las mujeres. Mujeres, las que necesitan de la ley para
abortar en buenas condiciones, que en nada se parecen a Tamara Falcó que si
necesitara abortar no habría ley que la detuviera; las ricas han abortado toda
la vida de dios. De dios precisamente nos habla Tamara Falcó entre mohines.
Estas personas que se preocupan tanto por los fetos tienen la costumbre de amar
mucho a dios.
Sabemos de sobra que los ricos
pijos suelen amar mucho a dios, y es normal; amar mucho a dios debe
suponer tanto esfuerzo que ya no les quedan fuerzas para amar al prójimo. A
todas estas personas ni les preocupan los embriones, ni las mujeres, ni nadie
excepto los que son como ellos, es decir, lo que les preocupa son sus
privilegios de clase, que es lo único que en realidad defienden con sus
políticas. Para ello se rebelan contra la idea de igualdad que no sólo les es
ajena, sino que les resulta profundamente peligrosa. Vivimos en una
sociedad injusta en la que los poderosos se esfuerzan cada día por pervertir el
significado de las palabras, especialmente de las palabras más nobles: libertad,
igualdad, ética, honradez, solidaridad. Se apropian de su significado y nos lo
pretenden devolver convertido en su contrario. Por eso en esta sociedad es
posible llamar “asesinas” a mujeres que toman la decisión de no continuar con
un embarazo no deseado, que toman una importante decisión respecto a su propia
vida y que se reclaman dueñas de sus cuerpos; pero, en cambio, llamar asesinos
a quienes ponen cuchillas en una valla sabiendo que en esas cuchillas se van a
dejar la carne otros seres humanos que sólo buscan vivir mejor, puede costar
una multa, quién sabe si la cárcel.
Por el momento puede que estén
ganando sí, pero aunque no podamos gritarlo en una misa, aunque no podamos
gritárselo a los responsables, aunque no se escriba en los periódicos ni se
diga en los telediarios, las personas decentes sabemos quiénes son los que
matan y no son las mujeres que abortan. Tal como está la cosa terminaremos
todos en la cárcel por decir obviedades pero, aun así, seguiremos diciéndolas.
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